LIBRO EL PODER POLITICO EN COLOMBIA FERNANDO GUILLEN MARTINEZ

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LIBRO ESTRUCTURA HISTÓRICA-SOCIAL Y POLÍTICA DE COLOMBIA FERNANDO GUILLEN MARTINEZ

LA ACCIDENTADA MARCHAHACIA LA DEMOCRACIAPARTICIPATIVA EN COLOMBIA

 

*Orlando Fals Borda *

 

*La elección de delegatarios a la AsambleaNacional Constituyente realizada enColombia el 9 de diciembre de 1990 sehizo con un claro mandato: poner, en unanueva carta, las bases de una "democraciaparticipativa" como aval a lasinstituciones que venían en una largacrisis de descomposición e ilegitimidad.El mandato fue resultado del plebiscitodel 27 de mayo del mismo año,convocado por el gobierno del presidenteVirgilio Barco.Catorce meses después, el 4 de julio de1991, se firmó y expidió en el CapitolioNacional en Bogotá una nuevaconstitución que podría definirse como"democrática, participativa, pluralista,bolivariana y neofederal". Colombia entróentonces en una nueva época. Respiróaliviada por el esfuerzo realizado y sealistó para desarrollar lo dispuesto en elprolijo documento. Allí se encuentra hoy,entre la esperanza y la incredulidad,porque muy pocos habrían podidopredecir esta extraordinaria y rápidaevolución. Por el contrario, muchosobservadores habían visto horrorizadoscómo el país se desbordaba por lapendiente del terrorismo incontrolado,última etapa de la vio lencia múltiple queha caracterizado su reciente historia, loque sin duda implicaba la disolución de lanación.Es fácil juzgar ex post facto y concluirque todo estaba ya dado para llegar a taninesperados resultados. Más, ¿cómo fueque las circunstancias se fueron prestandopara esta evolución? ¿Por qué no fuerevolución, o se trata de una decaracterísticas inéditas? ¿Cómo sedesarrollaron las fuerzas políticasretadoras que, consciente oinvoluntariamente, fueron acercándose alos momentos estelares de 1991?En las páginas siguientes vamos a intentarresponder a estas preguntas, comenzandocon el examen de los movimientosdistintos de los dos partidos dominantes(liberal y conservador) y de susdisidencias tácticas que, a partir de 1970,crearon hechos pertinentes a estos procesos.Y terminaremos con un examen delactual momento político colombiano, elde la búsqueda formal de la democraciade participación como alternativa a la derepresentación que nunca pudo funcionarallí de manera satisfactoria.

 

I. LOS PRIMEROS PASOS

El quiebre ideológico de 1970

 

Al llegar el año de 1970, se estabanrompiendo algunos de los presupuestosideológicos que inspiraban a losrevolucionarios marxistas clá sicos cuyopensamiento fue tan determinante en eldecenio anterior de los años 60. ErnestoChe Guevara había muerto sin podertraducir a la práctica la consigna de "creardos, tres, muchos Vietnams". Losestudiantes de México y París,movilizados como nunca, habían sidoaplastados por la represión y lacooptación. Tariq Ali, el influyenteradical paquistaní que editaba en Londres"El enano negro", comenzaba a protestarpor el stalinismo y el centralismodemocrático de los partidos comunistas, ypor las tendencias caníbales de losizquierdistas de atacarse entre sí. Sesentía en el aire la necesidad de repensarlos problemas organiza tivos de esquemasvanguardistas del socialismo queresultaban demasiado sectarios, y de revisarel facilismo de ver sólopeyorativamente a la democracia como"burguesa". Por otra parte, se palpaba elfracaso del camino desarrollista propuestodesde países avanzados, que no lograbasatisfacer las expectativas de transformacióny progreso de los pueblos debase.En Colombia no fue fácil plantear estosproblemas, porque la sociedad estabapolarizada entre el guerrillerismotriunfalista y abstencio nista y elreformismo electoral. En las izquierdassocialistas y comunistas, la posición revo -lucionaria era sinónima con la abstencióny la confrontación violenta con el Estado,de allí que movimientos políticos como elGaitanismo (seguidores del caudilloliberal Jorge Eliécer Gaitán) y la ANAPO(Alianza Nacional Popular del general yexpresidente Gustavo Rojas Pinilla) nofueran respetados por aquéllas. No obstante,fue la cuestionada victoria electoralde Misael Pastrana Borrero, opositor deRojas, el 19 de abril de 1970, lo que dioorigen al deslizamiento de la ANAPOhacia un nuevo socialismo nacional(impulsado por el antiguo dirigenteAntonio García) ya la creaciónclandestina del movimiento guerrillero 19de Abril (M-19) empezaron a organizarsede manera independiente con el CRIC(Consejo Regional Indígena del Cauca),el primero de varios consejos similares.Vista como una vanguardia revolucionariadel momento, la ANUC recibió unaoleada de activistas del PC y del PCML yde sus posteriores fracciones, quellevaban las consignas de sus propiospartidos. También entraron al remolinolos personeros de las guerrillas: ELN(Ejército de Liberación Nacional), FARO(Fuerzas Armadas Revolucionarias deColombia) y EPL (Ejército Popular deLiberación). Allí en la ANUO chocaronentre sí por el control de la fuerzacampesina, desplazando a su interior elconflicto que debía haberse dirigido alenemigo fundamental: la oligarquíaterrateniente y política. La ANUO,descuartizada y desorientada en estaforma, no sobrevivió a las adicionales tácticasdivisionistas del Estado, y dejó defuncio nar hacia 1976. Sin embargo, dejósembradas las semillas de nuevosliderazgos, y en ella se ensayaron, conintelectuales y cuadros comprometidos,las ideas relativamente nuevas sobreparticipación y poder popular que florecieronmás adelante.Un bloque socialista, que había inspiradolo poco que en el campo ideológicoprodujo el movimiento campesino (la"Plataforma" y el "Mandato" de 1971),logró también dinamizar a otros actores:los estudiantes universitarios. Los jóvenesdirigentes fueron derivando, hacia 1974,en la Unión Revolucionaria Socialista(URS), organización de las primeras enofrecer una crítica seria a lasinterpretaciones medio desenfocadas quelas izquierdas hacían de la realidad y larevolución colombianas. Además, la URSquiso independizarse de los centros depoder del comunismo internacional -queanalizó desde entonces como unsocialismo defectuoso ("real")- y planteóla posibilidad estratégica de luchar mejorpor la democracia política.Los principales actores alternativos de esemomento no estaban armados: fueron loscampesinos de la ANUO (AsociaciónNacional de Usuarios Campesinos) losque desbordaron a todos los partidos,desde el Comunista (PC) y el Marxista-Leninista-Maoísta (PCML) hasta elliberal y el conservador. La ANUOorganizó tomas masivas de tierras cuyoclímax ocurrió en 1972. Casisimultáneamente, los indígenasEstas ideas, consideradas inaceptables porlos ortodoxos, fueron tomando fuerzapoco a poco, especialmente a partir delparo sindical de sep tiembre de 1977 que,aunque parcialmente exitoso, vino atraducir la verdadera dimensión dellimitado poder de acción y convocatoriadel movimiento obrero. Este estabasufriendo del dogmatismo que habíaaquejado al del campesinado y, a pesardel triunfo representado por laconformación de la CUT (CentralUnitaria de Trabajadores), no pudo atraery organizar a la mayoría de la poblacióntrabajadora de Colombia. No se convirtióen vanguardia del proletariado comoherramienta para la toma del poder.La evolución hacia el reconocimiento dela acción política abierta contra elbipartidismo tradicional (liberalconservador)como preferible,tácticamente, a la violencia guerrillera, sedio en 1978 con el lanzamiento delMovimiento Firmes (después FrenteDemocrático). Su campaña, que recogiómedio millón de firmas de adhesión,propuso lograr la unidad de las izquierdasy lanzar un solo candidato de éstas a lapresidencia de la República. Firmes fueasí un pionero del pluralismo partidista enColombia y, en su corta vida comoalternativa política, quiso dar ejemplo detolerancia y comprensión de diferencias.Por desgracia, la alianza de las diversasagrupaciones y tendencias de izquierdaresultó mal zurcida: los interesesindividuales fueron minandomaquiavélicamente el proyecto desdeabajo, y éste no alcanzó a dar mayoresfrutos. No había todavía madurez parallegar a verdaderos mecanismos de participacióndemocrática interna, menos aúnpara proponerlos al país. Nuevasreflexiones y prácticas más profundas ydistintas de las brindadas por la izquierdatradicional, eran todavía necesarias.A finales del decenio, el aporte crítico yautocrítico de algunos intelectuales sesintió con mayor fuerza, lo que obligó areconsiderar las prácticas políticascerradas y autoritarias del pasado, comolo habían querido los de la URS.Pensadores como Estanislao Zuleta -quien adquirió cauda propia como profetahereje de una "nueva democracia", sinrechazar a Marx se relacionaron másprofundamente con la realidadcolombiana, con la vida cotidiana y con lavigencia política de la cultura. Despertandolas iras de los ortodoxos queseguían en el mando en los partidos,algunas fundaciones impulsaron elpensamiento de marxólogos críticos comoLucio Colletti y publicaron en 1977 lasconclusiones de un simposio mundialsobre investigación-acción, donde serecuperó la figura alterna de AntonioGramsci y se sentaron bases para eltrabajo de movimientos socialespopulares y regionales.

 

Las aperturas de los años 80

 

Aquella incipiente apertura hacia elreconocimiento de dimensionesinsospechadas en el accionar político delas izquierdas y las posibles limitacionesde la vía armada, fue tomando cuerpo.Sólo se registró la excepción del MovimientoA Luchar, proyecto políticosindicalabierto vinculado al ELN, queinsistió en la línea conocida de laconfrontación (paro parcial de 1985). Demanera similar empezó a actuar otroproyecto vinculado a la guerrilla EPL, eldel Frente Popular, pero que evolucionópara proponer una convergencia nacionalcon intercambio y diálogo entredemócratas y revolucionarios, con el finde defender la soberanía nacional yapoyar a los trabajadores del campo y laciudad.Una pronta aceptación de la tesis de quese había venido trabajando para organizaractivistas y no partidos de masas, provinodel Movimiento Pan y Libertad,establecido en 1981 por varios gruposoriginarios del marxismoleninismo, enespecial aquellos preocupados por ladifusión impresa del ideario socialista. Seunieron pensando más en las realidadespropias del país y los problemasconcretos del pue blo, que en las doctrinasuniversales. Propusieron adelantar unalabor política legal y abierta quedefinieron como "democrática-revolucio -naria", cercana al "poder popular" que seesbozaba desde la década anterior, sinnegar el peso de la violencia institucionalque invitaba a responder con larevolución legítima, como fue el casodurante la represiva presidencia delliberal Julio César Turbay Ayala (1980-1984).Fue en estos momentos cuando porprimera vez se "destapó" la guerrilla M-19, en un intento de apropiarse las armasde un depósito del Ejército Nacional en elCantón Norte de Bogotá. A partir deentonces, esta guerrilla jugó un papelimportante, con la orientación de JaimeBáteman como se describe más adelante,con un arriesgado planteamiento por lapaz. Este planteamiento fue retomado porla Unión Patriótica (UP), extraordinariaexperiencia iniciada por las FARO y elPC a raíz de la tregua firmada con elGobierno Nacional el 28 de marzo de1984, que permitiría a las fuerzas deizquierda seguirse jugando por lareconstruc ción nacional y la aperturademocrática. La UP fue otro intento deunificación de los sectores inconformesdel país, provenientes de todas lasvertientes, como quedó consagrado en sucongreso de 1985. Allí fueron propuestas,como consignas de lucha, iniciativas quedespués fueron acogidas por la AsambleaNacional Constituyente, como la elecciónpopular de alcaldes y gobernadores, lasoberanía del pue blo, la participación deéste a través de plebiscitos y referendos,el respeto a las comunidades indígenas, ladefensa ecológica y la integraciónlatinoamericana.Casi simultáneamente con estosdesarrollos, aparecieron en Colombia losMovimientos Políticos Regionales (MPR)con un claro perfil alternativo por sudecidido énfasis en reforzar la sociedadcivil ante el poder abusivo del Estado yfomentar el pluralismo. La mayoría de susfundadores y cuadros provenían deguerrillas y de los proyectosanteriormente mencionados que, por lasrazones explicadas, querían cons truir unasalida política viable mucho más cercanaal pueblo y a sus necesidades diarias. Seinclinaban también, por lo mismo, hacialas propuestas de pacificación yreconstrucción democrática de Firmes, elM-19, Pan y Libertad y UP, coningredientes adicionales importantes: elinterés por la descentralizaciónadministrativa y la regionalización delpaís, la cultura popular, y la participaciónde las bases hacia arriba y desde lasperiferias. Tuvieron el estímulo de unComité de Impulso al MovimientoPopular (MP) cuyo boletín sirvió devínculo para todos ellos hasta su cierre enenero de 1985, cuando se creó la primeraCoordinadora Nacional de los MPR.Al momento del auge en 1987 (Encuentrode Chachagüí) había 24 de talesmovimientos en sendas secciones delpaís. El más antiguo de ellos,"Inconformes de Nariño", fundado en1981, logró amplio respaldo, hasta elpunto de ganar concejales en variosmunicipios de ese departamento yalgunos diputados; la fuente de su poderfueron los maestros de escuela y losdirigentes cívicos. Otros movimientos enTolima, Santander, Huila, Boyacá,Magdalena y Cesar, bautizados en formaimaginativa y práctica como en Nariño,obtuvieron éxitos seme jantes con losmismos grupos, participando y apoyandolos 1.125 paros cívicos por serviciospúblicos, marchas campesinas eindígenas, mítines y otras acciones que,según estudios, sacudieron al país en esosaños.El 2 y 3 de septiembre de 1989 los MPR,con otras agrupaciones y partidospopulares, fundaron el MovimientoColombia Unida, que siguió jugando unpapel en la búsqueda de nuevas formas dehacer política en el país. Tuvo ade más laimportante función de servir como "colchónreceptor" para los guerrillerosdesmovilizados que regresaban delmonte. Estos procesos culminaron en1990 con la creación de la AlianzaDemocrática M-19, en la que ColombiaUnida se disolvió junto con otrosmovimientos, un año después.Las elecciones nacionales y regionalesrealizadas a partir de 1986, en las queparticiparon las fuerzas nuevas, fueronaleccionadoras para éstas. En todas selograron avances parciales o triunfosmeritorios. La UP, por ejemplo, logrótriplicar la votación tradicional de lasizquierdas en Colombia, y llevó alCongreso Nacional 14 representantes. LosMPR y afines llegaron a un centenar deconcejos municipales y alcaldías (ladécima parte del total). La oligarquíabipartidista, consternada, respondió alprincipio con su acostumbrada violencia:más de mil activistas de la UP y variosdirigentes y cuadros de los MPR fueronasesinados, en trágica racha que culminócon los magnicidios de los jefes de la UP,Jaime Pardo Leal en 1987 y BernardoJaramillo Ossa en 1990.Pero la suerte estaba echada. El pueblocolombiano ya había accedido a nuevasexpresiones y experiencias democráticasde participación en las que era decisivoprotagonista, y estas vivencias ya estabanechando raíces. Las maquinariaselectoreras de los partidos liberal yconservador quedaron peligrosamentedebilitadas. Ni con todos los dinerosextraídos del erario público iban a poderrecuperarse totalmente. Tal era elambiente que vivía Colombia cuando elgobierno de Virgilio Barco, a comienzosde 1990, se decidió a impulsar la reformaintegral de la Constitución de 1886vigente, lo que culminó en la expediciónde la carta del 4 de julio de 1991 y en laformalización de lo s nuevos e inesperadosactores políticos que hemos presentado.

 

II. LA FILOSOFÍA PARTICIPATIVAEN LA NUEVA CARTA

 

En su momento no fue difícil definir laorientación ideológica de la Constituciónanterior, la de 1886, derogada por elartículo 380 de la nueva. Producto de laimposición de un partido políticotriunfante (el de los nacionalistas deRafael Núñez y Miguel Antonio Caro)sobre otro (el de liberales radicales quehabía sido batido en la guerra civil de1885 defendiendo el federalismo de laCarta de 1863), la de 1886 era unareacción unilateral a favor del centralismoadministrativo y la concentración delpoder en la presidencia de la Repúblicacomo ganadora del conflicto. Se guióademás por ciertos aires de neohispanidadautoritaria que, poco a poco, fueronsaturando el espíritu de su articulado, enespecial el transitorio que se prestó aabusos de poder. Este articuladotransitorio, en la práctica, adquirió mayorvigencia que el principal, de tal maneraque el régimen resultó represivo, comouna dictadura constitucional, aunqueaparecía como democracia. Además, laConstitución de 1886 fue elitista:concebida y redactada por un selectogrupo de 18 intelectuales de clase alta, ensu mayor parte del interior del país,escogidos "a dedo" por el presidenteNúñez, que trabajaron en el ambienteacogedor de chocolates santafereños.Muy distinto fue lo ocurrido en nuestrosdías. Hubo un proceso de recomposiciónsociopolítica hacia un sistema estatal departicipación popular pluralista que tomólos cuarenta años de aplicación delartículo 121 sobre "estado de sitio", en elque la meta fue abolir este artículo yconstruir un sistema democráticoauténtico. Se quería volver a ganar la pazque por cortos intervalos permitió elprogreso nacional una vez terminada laguerra civil de los Mil Días (1902). Esteproceso resultó complejo y dis perso, enparte por lo profundo, al afectar acomunidades locales y regionales que seactiva ron políticamente por primera vez.Y fue vio lento para contestar, con elmismo nivel de intensidad, a la represiónilegítima de un Estado que no respondíaal querer popular. Tuvo un resultadoinesperado y abrupto que reflejó lazozobra nacional: ello fue la convocatoriay realización de la primera AsambleaNacional Constituyente elegida por elpueblo colombiano, el 9 de diciembre de1990. Evento extraordinario cuyatrascendencia histórica nadie puede negar,porque traza nuevas reglas para el juegopolítico y social y alimenta las esperanzasde superación en un país golpeado hastaahora por el egocentrismo y cortedad demiras de las oligarquías tradicionales.

 

Antecedentes sobre la participaciónpopular en la Carta

 

Por supuesto, no todos los líderes fueroninsensibles a la urgente necesidad deestos cambios y, en efecto, se puedereclamar que la clarividencia de muchosde ellos se extendió a nuestros días, al darpruebas importantes de flexibilidad ycompromiso para resolver las tensionesque llevaron a la nueva Carta. Además dela decidida intervención del actualpresidente César, Gaviria Trujillo, laspresiones de las cla ses dirigentes parareformar de manera significativa laConstitución de 1886 empezaron con losintentos de 1977 (la "pequeña Constituyente"de López Michelsen),1979(Administración Turbay Ayala), 1984-1985 (Administración Betancur) y 1989(Administración Barco). Con excepcióndel Acto Legislativo No. 1 de 1986 queautorizó la elección popular de alcaldes,suscrito por el presidente Betancur, losotros esfuerzos fallaron, dejandomalparadas a las direcciones políticas ydesacreditado al Congreso Nacional. Perohubo otras presiones igualmentesignificativas, que provinieron de lasbases mismas de la población a partir delos años 80: fueron los cuestionamientosde un número de movimientos políticos,cívicos, culturales, sociales y regionales,cuyas exigencias casi nunca resultaronsatisfechas así fueran muy justas.Como quedó explicado en la secciónanterior, el malestar popular se expresó enfrecuentes paros cívicos, marchascampesinas, huelgas y protestas devariada índole, así como en la conformaciónde frentes guerrilleros estables,para lo cual el Estado no tuvo otrarespuesta que la represión policiva ymilitar amparada en un estado de sitiocrónico e ineficaz, cuya persis tencia dedecenios horadó la estructura jurídica ymoral de la Constitución y del régimenmismo.Semejante crisis política, ética y social,empeorada por momentos, no podíaresolverse con paliativos, como lo eranlas reformas propuestas por lospresidentes de turno. Saturados yexasperados por la ineficacia oficial,muchas agrupaciones de todas clases,incluyendo frac ciones o disidencias de lospartidos liberal y conservador, como elgalanismo (seguidores del senador LuisCarlos Galán), intensificaron suscampañas por el cambio. Inusitada fue lainiciativa visionaria de Jaime BátemanCayón jefe fundador del Movimiento 19de Abril (M-19) e introductor, en lapolítica colombiana, de la"socialbacanería" y el bolivarismo de laintegración de Latinoamérica- de trabajarpor la paz. Presentada a mediados de1982, esta idea fue ignorada por lasjerarquías de los partidos tradicionales,pero apoyada por los MovimientosPolíticos Regionales que, junto con el M-19, recogieron la bandera de larecuperación democrática arriada poraquellos partidos, en especial por elliberalismo represivo de la pre sidencia deJulio César Turbay Ayala. Otras dosguerrillas: el Ejército Popular deLiberación (EPL) y el PartidoRevolucionario de los Trabajadores (PRTproveniente de vertientes del PCML),iniciarían después su transición ideoló -gica hacia esta misma vertientedemocrática, lo que eventualmente lesllevaría a la dejación de armas y suconversión en Esperanza, Paz y Libertad,la primera, y a la disolución de ambas enla Alianza Democrática M-19 (agosto1991).Con tales metas irrefutables, losmovimientos de base y otrosconvergentes de origen universitario,cultural e indígena, aunque pequeños,adquirieron mayor credibilidad entre lasmasas: con su voz festiva, con lainformalidad de Báteman, por su sintoníacon el hombre y la mujer del pueblo,estos movimientos tuvieron cada vezmayor audiencia, hasta lograr articular elataque frontal a la Constitución de 1886 ypedir su total derogación. Con estepropósito, entre otros, se conformó la"Fundación Antonio García para elDesarrollo de la Democracia", en cuyolanzamiento el 15 de octubre de 1982, enhonor de aquel preclaro socialista, quedóya plasmada abiertamente la demanda por"un nuevo pacto político y social enColombia".Impulsados ideológicamente en estaforma, los movimientos regionales y otrosprocedieron a articularse nacionalmenteen septiembre de 1983 con la consignadel Poder Popular (no confundirlo conapelaciones liberales posterio res). El 28de enero del siguiente año, el colectivonacional de impulso a dichosmovimientos, presidido por el politólogoCarlos H. Urán (muerto después en latoma del Palacio de Justicia), divulgó unadeclaración titulada, "De la democraciarepresentativa a la democracia participativa"(reproducida en el Boletín delMovimiento Popular-MP, No. 2, defebrero de 1984), que introdujoabiertamente este tema en los círculospolíticos colombianos. En la declaraciónse estipularon tres de los principiosbásicos de este tipo de democracia, nuevaen Colombia y otras partes: "Construir [elproyecto político de las bases hacia arribay desde las regiones hacia el centro";dejar atrás el engaño demagógico "delcongreso abúlico, las asambleas inútiles yconcejos incapaces"; y propugnar por eldesarrollo de medios "que generenparticipación política popular a todonivel, la democracia económica y laintegración regional equilibrada". Ideasque hoy ya no disuenan ni asustan.Como viene dicho, entre las fuerzasemergentes por la democracia de tipoparticipativo y pluralista, se contaron elM-19, el EPL y el PRT que, desde elmonte, fueron evolucionando del guerrillerismoclásico hacia la paz nacional.Esta evolución, todavía incompleta en IQque tiene que ver con estructuras yactitudes suficientemente abiertas alinterior de los grupos, no se detuvo con lamuerte de Báteman en 1983, ni con la deconocidos líderes del EPL y de la UP.Los sucesores insistieron en enarbolarestas banderas del cambio, hasta culminarcon la oferta del comandante CarlosPizarro, del M-19, de hacer dejación delas armas, hecho que se empezó aproducir en 1989.Durante aquellos seis años desde 1983,como viene descrito, la ideologíademocrática de esos grupos y de losmovimientos sociales, se fueconsolidando en lo que más tarde algunosidentificaron como "nacionalismobolivariano" o "neopopulismo". Peroéstas han sido interpretaciones facilistasque tienden a descartar a la AlianzaDemocrática como agrupación ideológicamenteambigua. Ya hemos visto elpapel del M-19 (con el apoyo de losmovimientos) en bús queda de lademocracia participativa y nuevos estilosde hacer política, proceso complejo ylargo porque implica transformararraigadas prácticas autoritarias envivencias democráticas cotidianas, concuotas de mutuo entendimiento ytolerancia de divergencias. Ya volveremossobre estos injustos cargos.En la práctica, de la creciente simbiosisde los movimientos regionales con el M-19, el EPL, el PRT y otros como los de laUnión Patriótica y Colombia Unida (quecultivaron bastante el frente ideológico),surgió la mencionada Alianza, el 2 deabril de 1990, luego del asesinato deBernardo Jaramillo Ossa, jefe de la UniónPatriótica. Fue un paso adelante, a pesarde la tragedia.En efecto, en el manifiesto de losmovimientos que conformaron estaalianza, ya se hizo expresa constancia desu interés por desarrollar la democraciaplena y el pluralismo. A diferencia de lospartidos tradicionales, cuyo ejerciciocorrupto y autoritario del poder les habíahecho perder sus títulos comoabanderados de los pueblos, la AD M-19prosiguió en campaña por el nuevo pactosocial y para reivindicar un futuro de pazy progreso para todos los colombianos.Las consignas por la pacificación y laparticipación han seguido guiando a laAlianza en sus manifestaciones públicas yprivadas, como puede constatarse enmuchos documentos (separatas de ElTiempo, revistas y monografías) deamplia circulación. No nació, pue s, estainiciativa huérfana de ideología. Sudesarrollo, todavía naturalmenteincipiente, confirma su cercanía a lasexpectativas nacionales de cambiodemocrático. El impacto ideológico de laalianza se ha sentido en diversascoyunturas, especialmente en losresultados de la Asamblea NacionalConstituyente a través del ProyectoIntegral de Reforma No. 7 presentado porla Alianza, con las ponencias eintervenciones de sus delegatorios. Estosaportes pueden examinarse. No existen,pues, ambigüedades al respecto: laAlianza conforma un proyecto democrático,participativo y pluralista, enbuena parte inspirado en el socialismocritico de los años 80, el de pioneroscomo Antonio García, el excandidatopresidencial y director de Firmes,Gerardo Molina y el dir igente sindical yde la UP, Diego Montaña Cuéllar,quienes a coro sostenían: "El socialismo,si no es democracia, no es socialismo".Ha sido una búsqueda conciente desdehace años, como viene dicho, queseguramente seguirá por un buen tiempomás.No sobra recordar algunos otrosantecedentes de estos aportes ideológicosde la Alianza y organismos afines, talcomo desembocaron en la Constituyente.Tanto el Comité de Impulso al MP comootros grupos y movimientos se habíanacercado a la democracia de participacióna través de distintos trabajos de educacióny movilización populares que veníanrealizándose desde la década de 1970.Con base en tales metodologías teóricoprácticasse cuestionó el statu quo deinstituciones injustas, opresivas oexplotadoras de las clases populares; seconstruyó la antihistoria comocomplemento científico válido; y sefortaleció el respeto por la cultura populary sus símbolos. Otras alternativasdemocráticas fueron producidas por lacrítica a ideólogos neoliberales como S.Huntington, cuyas recomendacionessobre "participación tutelada"(democracia restringida) habían sidoacogidas por muchos gobiernos, entreellos el liberal colombiano. Este tipo debaja participación contradecía lascorrientes anotadas.Subsecuentes trabajos regionales ycontribuciones basadas en autores comoCarole Pateman, C.B. Macpherson, PauloFreire y Fernando Cardenal, así como enfuentes antiguas (J.J. Rousseau, J.S. Mill,P. Proudhon y P. Kropotldn) fueroncimentando las convicciones delmovimiento sobre la teoría y práctica dela participación y la educación populares,y extendiendo estos conceptos entre losorganismos políticos emergentes y enalgunos del Estado. En otras vertientes ypartidos surgie ron intereses similares: en1986, periodistas independientes comoAlfredo Vázquez Carrizosa, Jorge Child yFernando Cepeda Ulloa (cuyo hijoManuel José entró luego al gobierno conestas ideas) se refirieron abiertamente ensus escritos a la democracia participativacomo opción para el país, más allá de lausual democracia representativa. La idease fue concretando en la consigna de la"participación comunitaria" o"ciudadana", más fácil de visua lizar oentender porque sus semillas se habíansembrado desde 1959 con la primera"acción comunal", así hubiera sidodesvirtuada después por los caciquespartidistas de entonces. Pero con lasnuevas posibilidades abiertas en la décadade los años 80, la idea resucitó con tantafuerza en la nueva modalidad participativa,que inesperadamente quedóoficializada como uno de los pilares de lapolítica guberna mental del presidenteVirgilio Barco, la del programa "Haciauna nueva Colombia".Esta resurrección no fue fácil ni gratuita.Seguramente tuvieron que ver los efectospolíticos y culturales de los movimientospopulares alter nativos o emergentes queiban en crescendo, con el impactoconvergente de la inusitada evo luciónpacífica de algunas guerrillas, y la subsecuenteAlianza Democrática; y tambiénpor el avance soterrado (cuya irrupcióndespués se hizo evidente) de fuerzasnuevas estudiantiles, indígenas yevangélicas. Además, hubo visitasoficiales de expertos como Dahram Ghai,de la Oficina Internacional del Trabajo, yManfred Max-Neef, de Chile, conocidoscríticos de los enfoques tradicionales oeurocéntricos del desarrollo como políticagubernamental. Las oligarquías hubieronde ceder, al ver en peligro las bases de sutradicional dominación.Al adoptar directa o indirectamente estatónica crítica -que anticipaba decisionestomadas después por la AsambleaNacional Constituyente-, el gobierno deldoctor Barco no podía, en principio, tenerresistencias contra la macroideología dela democracia participativa. Aunque sureforma integral hubiera fracasado en1989, debe reconocérsele el mérito dehaber advertido la potencialidad de estaidea como una salida para los dilemas delas contraproducentes políticasdesarrollistas y como base pararecomponer la acción política. Además, elgobierno Barco tomó en cuenta lospositivos avances que en materia dedescentralización administrativa se habíanhecho desde la ley 14 de 1983 y las 11 y12 de 1986, que permitían una másequitativa distribución de los recursosestatales entre la Nación y los municipios,así como la gradual adopción de políticasde autonomía por las entidades territoriales.Por eso no sorprende que la frustradareforma constitucional del presidenteBarco hubiera tenido fuertes componentesparticipativos, incluyendo una ampliaapertura al nuevo régimen territorial(provincias). Y que, cuando llegó elmomento de intervenir en el procesoconstituyente, se hubiera incluido lademocracia participativa como mandatogeneral para la asamblea. En efecto, comose recordará, la papeleta para el votoplebiscitario del 27 de mayo de 1990decía así:"Para fortalecer la democraciaparticipativa, voto por la convocatoria deuna Asamblea Constitucional, conrepresentación de las fuerzas sociales,políticas y regionales de la Nación,integrada democrática y popularmentepara reformar la Constitución Política deColombia".El 95% de los colombianos que votaronen ese día crucial, dijeron "Si', con lo quedieron el espaldarazo a esta fórmula y,con ella, al pro grama político nacional dela democracia de participación popular,que había sido tema de los movimientosemergentes. Este mandato fue definitivopara marcar el derrotero de la "AsambleaConstitucional" que, por fuerza de loshechos, se convirtió en una Constituyentesoberana.

 

La democracia participativa como ejeconstitucional

 

El mandato del 27 de mayo indujo a laAsamblea Constituyente a trabajar conelementos populares autógenos aunquefueran diversos y produjeran, a primeravista, consecuencias contradictorias. Perola ideología de la participacióndemocrática resultó ser el cemento detoda la estructura de la nueva Cartapolítica. En ello, quizás, se distingue deotras Constitucio nes de América Latina ydel Tercer Mundo, por la búsquedaestratégica de un nuevo tipo de sociedad.En el caso colombiano, este "round"constituyente tuvo la virtud de acelerar eldesmonte del sistema bipartidista (liberalconservador)que había saturado lahistoria nacional casi desde la fundaciónde la República. La ideología participativaempezó a disolver prácticasbipartidistas tradicionales, tales como elmonopolio burocrático del Estado, elclientelismo corrupto, la irresponsabilidadadministrativa y el abuso del poder.El reconocimiento potencial de lademocracia de participación asíconcebida, como eje de la reforma de1991, se expresó inicialmente en losdiscursos generales de los constituyentes.De los 70 elegidos, la mitad se refiriódirecta o indirectamente a este tema endicha serie, y entre quienes lo elaboraroncon mayor amplitud se encontraron detodas las vertientes. Además, el proyectode reforma constitucional de la AlianzaDemocrática M-19 (No. 7) hizo de lademocracia participativa su, soportecentral, brindando así nuevos elementospara la cons trucción de su propioprograma ideológico y político. Otrostextos también la tomaron en cuenta,como el del Gobierno Nacional (No. 2).En realidad hubo ósmosis y convergenciaen la preparación de estos dos proyectos;pero ésta no es la ocasión de explicarlo:ya habrá suficientes exegetas para ello,que lo interpretarán según sus propiosintereses. Fue evidente el papelprotagónico y orientador que en estoscampos jugaron el presidente GaviriaTrujillo y sus diligentes consejeros.Mucho del articulado de la Carta, enespecial el Título IV, refleja estas ideas.El primer capítulo del Título IV se dedicaa "las formas de participación del puebloen ejercicio de su soberanía", de las queespecifica "el voto, el plebiscito, elreferendo, la consulta popular, el cabildoabierto, la iniciativa legislativa y larevocatoria del mandato" (Artículo 103).El Estado deberá estimular diferentestipos de organizaciones con el fin de queéstas, como expresiones de la sociedadcivil, ejerzan funciones de "participación,concertación, control y vigilancia de lagestión pública". Se garantiza el derechoa fundar partidos, movimientos políticosy organizaciones sociales. Habrá unestatuto de la oposición. Y así en variosotros aspectos.Casi no hay título de la Constitución queno tenga que ver con la participaciónpopular. La nueva Carta adoptó un ampliocódigo de derechos humanos,individuales y de los pueblos, incluyendoel habeas corpus y la acción de tutela(amparo) que antes no existían. Decidiófrenar la tradición presidencialistadefiniendo "estados de excepción" (antes"de sitio") graduales y controlados. Cortóalas al bipartidismo, quitando tentacionesa los viejos caciques y sus estirpes. Encambio, dio paso a movimientos como losque originaron la Alianza Democráticacon sus múltiples expresiones regionales,políticas, sociales, culturales, educativas,de género, religiosas, deportivas,juveniles, indígenas y demás. Losciudadanos pueden imponer compromisosprogramáticos a candidatos, proponerreformas constitucio nales, impugnar leyesinjustas, etc.En resumen, a raíz de las disposicionessobre la democracia participativa, elEstado que se perfila en Colombia es unente descentralizado, más cercano alpueblo, del que éste, como sociedad civil,exige transparencia y responsa bilidad. El 'pueblo organizado puede y debe ejercervigilancia y control sobre la gestióngubernamental a todo nivel, debe podercastigar, revocar mandatos, estimular laeficiencia y la honestidad: tal la esenciadel concepto acordado de democraciaparticipativa.Del presidencialismo y bipartidismoanteriores, con sus veleidades autoritariasy monopólicas, se pasa ahora alsemiparlamentarismo plural. A través delas nuevas corporaciones públicas puedenhacerse presentes, de manera másarticulada, no sólo los departamentos,municipios y resguardos indígenas, sinotambién las regiones y las provincias. Enesta forma el país se acerca a unneofederalismo regional de estirpe propia,con el cual se cruzan las organizacionessectoriales y movimientos mencionadosatrás, como expresiones de participaciónpopular y democrática más eficaces quelos viejos partidos.

 

Otros elementos ideológicos de laCarta: el pluralismo

 

La democracia participativa, como ejecentral de la Carta de 1991, cuenta condos importantes elementos de apoyo: 1) elpluralismo polí tico, cultural y étnico; y 2)la autonomía y la descentralizaciónterritoriales. Ahora repasaremos sólo elprimero de estos apoyos.Ser plural reconoce el protuberante hechode la diversidad de las formas vitales. Enmuchos sentidos, la vida no sería posiblesin el intercambio de factores diferentes.El cruce gené tico, el polimorfismo, laheteropoiesis son expresiones corrientesde la actividad diaria en multitud deaspectos. Si en el mundo natural ello esasí, con más razón en el mundo social ycultural, con la obligación adicionalderivada de la conciencia y la voluntadhumanas. El contacto cultural hace crecery transformar las sociedades, por elcontrapunto, constructivo o destructivo,de sus diferencias. La política bienentendida no puede ignorar esteintercambio . De allí la regla de oro delpluralismo: unidad en la diversidad,aplicable a naciones, regiones ycomunidades por igual. Colombia no esexcepción, al contrario, es un caso clarode combinación de orígenes, debiodiversidad excepcional. Cómo secomparten las diferencias, sin que éstassean motivo de conflicto cruento, constituyeel secreto de la supervivencia física ypolítica bien entendida. Tal fue el aportede la "utopía pluralista" del padre CamiloTorres Restrepo, reconocido exponente deesta ideología quien, con su Frente Unido,puede considerarse como uno de losprecursores de los movimientos políticosemergentes de Colombia.La sorprendente elección de delegatariosa la Asamblea Nacional Constituyente el9 de diciembre de 1990 reflejó esadiversidad vital del país y dio nacimientoinstitucional, por ese hecho, al pluralismopolítico en Colombia. Resultaron electas70 personas de diversos orígenes sociales,económicos y partidistas, muchas de ellassin experiencia política anterior, comorepresentantes de la AD M-19 (19delegatarios), los Partidos Liberal (22) ySocial Conservador (4), el Movimiento deSalvación Nacional (11), el MovimientoEvangélico (2), el Movimiento Indígena(2), el Movimiento Estudiantil (1), laUnión Patriótica (2) y gr upos disidentes(3 y 4) de los partidos tradicionales. Aello, se añadieron, por disposicióngubernamental, 4 representantes de otrasguerrillas ya desmovilizadas: Esperanza,Paz y Libertad (EPL), PartidoRevolucionario de los Trabajadores(PRT) y Movimiento Indígena QuintínLame. En esta forma heterogénea y pluralse contribuyó a enterrar al bipartidismotradicional, porque los dos partidosoficiales quedaron con minorías relativas.Por estas razones, en la misión depreparar la Carta de 1991 no pudo haberclaros vencedores ni vencidos, comohabía ocurrido en 1886. Todos los gruposde delegatarios de la Asamblea tuvieronque buscar consensos y organizardiálogos y transacciones para llegar adecisio nes; ninguno impuso totalmente supensamiento o sus designios. Paraalcanzar la mayoría de aprobación enprimer debate se requerían 37 votos, y 48para el segundo, es decir, era obligadosumar grupos diversos para asegurar laadopción de iniciativas. De modo quehabía que traducir a la práctica por lomenos algunas reglas de participacióndemo crática y practicar allí mismo latolerancia, la apertura táctica, hasta lainformalidad espontánea. Estas reglasnuevas en el mundo político colombianose fueron cumpliendo desde los primerosdías y sirvieron de ejemplo para el restode la sociedad, a partir de la extraña einnovadora elección, el 4 de febrero de1991, de la presidencia colegiada de laAsamblea, primero compartida entre dosdelegatarios contrarios que, porcasualidad tenían el mismo apellido,luego entre los directores de los tresgrupos principales: Antonio NavarroWolf (AD M-19), Horacio Serpa Uribe(Liberal) y Álvaro Gómez Hurtado(MSN). Fueron desempeñandoamigablemente las funciones del cargo, yllegaron a identificarse tanto con supatriótica tarea, que en el último día, el dela promulgación de la Carta, ¡resultaronrecitando a coro la fórmula consagratoria!Nada podía haber sido más demostrativode la realidad heterogénea y convergentede la Constituyente, que escuchar trestonos de voces de personalidades políticasdistintas diciendo la misma cosa al mismotiempo.En esas circunstancias, no podía esperarseque el texto de la nueva Carta fueraideológicamente homogéneo, exceptoquizás por el pragmatismo que se observaen sus títulos, por la necesidad deresponder a problemas concretos yresolver tensiones diarias del pueblocolombiano. Sin embargo, comparada conotras Constituciones, la de 1991 resultó nimás ni menos desordenada o incoherenteque otras, inclusive más largas, como lasdel Brasil o la India. Pero en el casocolombiano, este dispar pragmatismo, sindejar de ser motivo de preocupación,puede resultar ventajoso en la práctica,porque con él se cumple el ideal requisitode los juristas de la teoría genética delderecho de acercar la norma legal a larealidad social. En este sentido, la nuevaCarta es Kelseniana y debería pasarpruebas universales de hermenéutica,porque refleja al pueblo como es,complejo y diverso en toda su dimensión.Por eso no debe sorprender que elArtículo 1 de la Carta diga:"Colombia es un Estado social dederecho, organizado en forma deRepública unitaria, descentralizada, conautonomía de sus entida des territoriales,democrática, participativa y pluralista".Este artículo contiene contradiccionesaparentes (lo unitario y lodescentralizado; lo participativo y loautónomo) pero pinta al país como es.Hay títulos cuya redacción es a vecesautoritaria o vertical, a veces flexible olaxa. Aún así, con este tipo de realismopragmático enraizado en lo propio einmediato, es muy probable que laConstitución llegue a ser eficaz. Estaeficacia podría medirse según laaplicación de los marcos ideológicos.Podemos juzgarlo, por ejemplo, en elcaso del pluralismo, como se expresó enla misma Asamblea. En ella se reconociónuestra diversidad como colombianos sinhacer de las diferencias motivo dediscordia: la unión de lo diverso fue elfundamento espiritual que permitió a losdelegatarios trabajar juntos y fraguarconjuntamente el texto promulgado.Se dio entonces una demostraciónpráctica de cómo trabajar con elpluralismo que se predicaba, ya algo lejosdel viejo bipartidismo. Estaheterogeneidad hizo que los delegatoriosestuvieran más dispuestos a apreciardimensiones nuevas o diferentes en otros,aún en aquellos que habían sido acerbosenemigos. De allí el respeto mutuo, losgestos de perdón y olvido, los abrazos desecuestrados y secuestradores, la dessatanizaciónde miembros de la clasepolítica allí presentes. En la Asamblea secomprobó en pequeño que, después detodo, los colombianos pueden convivir yproducir en paz cuando hay razonessuficientes. Todo el país tomó nota de eseedificante espectáculo de compañerismo,que no pudo menos que contribuir a labúsqueda y afianzamiento de la paz comopropósito nacional.La originalidad es otra característicapositiva del nuevo texto, como productodel peculiar enraizamiento plural ocurridoen esos cinco meses de trabajo. Ha habidocríticas sobre el prurito de losantepasados de copiar institucionesextranjeras y traducir textos del inglés odel francés. Ahora hay menos bases parahacer tales críticas. Aunque huboreclamos de que los delegatarios seestaban dejando guiar en exceso por laConstitución Española de 1976 o quecopiaban de la jurisprude ncia anglosajonala figura del Fiscal General, el hecho esque las circunstancias mismas de laorganización dispar y limitada de laAsamblea impidieron aquel facilismo.Sorprendentemente, las referencias másfrecuentes resultaron al texto de 1886 ysus reformas, es decir, fueron hasta ciertopunto endógenas. Y la presión de buscarsalidas prácticas o realistas a la crisisnacional fue tan grande, que losdelegatarios tuvieron que aguzar lossentidos y estimular la originalidad, laespontaneidad y la agilidad de argumentación,al calor de ideas y ensoñacionesmuchas veces encontradas. No fue tareafácil hacer todo eso en 150 días, comopodrán testimo niarlo los que terminaronen casas de reposo.

 

Caracterización de la Carta de 1991

 

En consecuencia, con excepción de lokelseniano, la, Constitución de 1991resultó inclasificable según categoríaspolíticas universales, es decir, no puedeverse como demócrata cristiana osocialdemócrata; ni como socialista omarxista; tampoco resultó conservadora,neoliberal, ni liberal a secas. Pero espatente su eclecticismo pragmático comouna constitución democrática,participativa, pluralista, bolivariana yneofederal. Si se insiste en apocopar,resultó en un epítome de colombianidad,con los defectos y cualidades de lasculturas y personalidades históricas de lospueblos, pues refleja la diversidadunitaria del país. Traduce en buena partelo macondiano que allí existe, paracombinar el reflejo de lo actual con laimaginación de lo que se quiere llegar aser.Por todo lo dicho, es posible que se hayaredac tado un pacto social y político másrealista y duradero de lo que se piensa,suficiente para romper los diques quevenían represando el progreso del paísdesde hace decenios, darle el impulso quevenía exigiendo y practicar nuevas ymejores formas de hacer política. Esta esuna justificación más que suficiente. Si enla presente generación se logra ganaraunque fuera sólo uno de los propósitoscentrales de la Carta, cual es el de laconstrucción de una democracia viable enColombia, con el respeto debido a losderechos humanos se habrá dado uninmenso salto hacia la paz y el progresocolectivos. Además, el texto resultante,con todas sus fallas, ostenta un gradoaceptable de coherencia y legibilidad,gracias en parte a los esfuerzos de laComisión Codificadora de la mismaAsamblea. De modo que ahora el desafíocorresponde a todos los colombianos paraponerlo en práctica con absoluta decisión.

 

III. PERSPECTIVAS

 

La búsqueda colombiana de unaalternativa política centrada en laparticipación popular y democrática y enel pluralismo, que ayude a resolver losgraves problemas de la nación, apenas seinicia. Lleva las trazas de ser unarevolución su¡ generis, probablemente novio lenta. Es, en prin cipio, una revoluciónen la mentalidad popular, una fuerzamúltiple de contraculturas que llevaría areformas sociales y económicassignificativas de índole práctica.Son muchos los retos que hay queenfrentar en este singular proceso, desdelos filosóficos e ideológicos hasta los delordenamiento territorial y ladescentralización administrativa, laviolencia ancestral, la militarización de lasociedad, y la descomposición social.Habrá que poner a prueba otra vez laeficacia de los movimientos sociales,políticos, cívicos y regionales emergentesy su liderazgo, aquellos que primerodieron curso a la democracia de participacióndesde las bases y periferias, parareorientarlas en esta nueva etapa. Evitar lainconveniente cooptación con el sistemadel statu quo ante para propiciar encambio la simbiosis, el diálogo crítico yla contradicción cons tructiva. Sublimar laviolencia en expresiones altruistas.Ejercer control y vigilancia sobre elEstado y sus agentes a todo nivel.Traducir los textos constitucionales enleyes y ordenanzas consistentes y, en fin,llevarlos a formas positivas de accióncotidiana que estimulen la defensa de lavida, el trabajo productivo, la vivienda yla defensa del ambiente de maneraequitativa y justa.La responsabilidad de Colombia con losotros países, en este sentido, es muygrande. Cabe esperar que esté a la alturade las circunstancias, y que la sociedadcivil demuestre su amor por lademocracia y la justicia conquistadas,especialmente desde las bases hoyempobrecidas por la explotacióncapitalista, y desde los rinconesolvidados. Y que, en esta forma, lademocracia participativa sirva de alivioreal a las crueles situaciones que hanafectado terriblemente a Colombia y aotras naciones del Tercer Mundo.La expedición de la Constitución de 1991permite ver también que, con la regiónadoptada formalmente como opción defuturo en defensa de la soberanía ypreservación de la unidad nacional; con laprovincia rediviva, y con cana les abiertospara la participación económica y socialde los pueblos, se remueve uno de losprincipales obstáculos antidemocráticosde la Constitución de 1886, el de laconcentración de poderes. En esta formaColombia se acerca como pueblo y comosociedad civil a un modelo regional degobierno y economía, y a una organizaciónterritorial descentralizada ydelegada: a un sistema solidario deEstado regional.No se trata de dar marcha atrás hacia elfederalismo decimonónico con su propiaversión de soberanías estatales. Es otrotipo de filosofía político-administrativaque mantiene la unidad de los diversoscomponentes geográficos y que buscaimplantar un sistema de concertaciónsolidaria basada en la búsqueda dejusticia social y económica entre lasentidades, y para que sus pueblos nosigan siendo víctimas de un desarrollodesequilibrado que favorece a unos pocosy a los mejor colocados en el sistemasocial. Ahora se destaca la tarea dereverdecer las raíces de los entesregionales y provinciales que se creíanexterminadas por la política anterior, yluchar por una sociedad mejor en la queno haya explotadores ni explotados,donde se democratice la propiedad y lariqueza, y donde la tecnología quede alservicio de los pueblos y deje deamenazarlos.He allí un desafío geopolítico, económicoy moral diseñado para neutralizar losdesignios homogenizantes,centralizadores y monopólicos de laoligarquía tradicional, aquella que utilizóa su arbitrio la vieja Constitución y quepuede abusar de la nueva. Por fortuna, loscolombianos organizados en movimientosorientados hacia un socialismo renovadocríticamente, inspirado en realidades yculturas propias y en ideales desolidaridad, todavía pueden recuperar eltiempo perdido cuando se trató deuniformarlos en un tipo insatisfactorio deEstado-Nación copiado del patróneuropeo, hoy en aguda transición. Porqueel capitalismo nacional (e internacional)que todos hemos conocido no responde alas esperanzas de los sectoresmayoritarios del país que deben ser losprimeros beneficiarios del cambio. Debehaber más igualdad de oportunidades.En visión retrospectiva, se entiende ahora,con mayor lucidez, que en la Constituciónde 1886 se había introducido la entelequiade la Nación para subordinar al Pueblo alas necesidades del Estado. Pero ésteresultó débil e inconsecuente con suspropias reglas. Supo centralizar, pero nointegrar. Por fortuna no aplastótotalmente a las regiones y provincias, yéstas supieron mantener su identidad ypersonalidad cultural e histórica. ElPueblo se impuso a la Nación, y elloquedó consagrado en la nueva Constitución,cuyo Preámbulo comienza con lafrase: "El Pueblo de Colombia, enejercicio de su poder soberano...„ Así seresolvió el viejo dilema del Abate Sieyés.Ahora el Estado debe obedecer losmandatos populares y neofederales de laCarta de 1991 y construir una Repúblicaunitaria y descentralizada al mismotiempo, que reconcilie la autonomía desus entidades internas con los ideales dejusticia, paz y progreso para todos, enespecial para las clases trabajadoras ysubordinadas.De lo que ocurra en adelante, dependeque los colombianos entiendan mejor ysuperen con dignidad, entereza ygenerosidad los problemas básicos. Sepone a prueba la capacidad colec tiva detolerancia, la de admitir la dinámica de laalteridad. Y también la capacidadnacional de defensa ante los embates delos bloques mundiales, en unión con lasrepúblicas latinoamericanas, como loestablece el Preámbulo bolivariano de laCarta.La nueva Colombia por la que tantos hantrabajado desde hace tiempo, cuyasperspectivas quedan consagradas en laConstitución de 1991, depende en altogrado de que se sepa responder,organizadamente y con agrupacionessociales fuertes, a las urgencias delsustrato regional y provincial con todossus elementos, incluyendo losmacondianos y sus gentes sentipensantes.Estos son los actores de carne y huesocuya trágica suerte nos sigue preocupandocomo hombres de ciencia y como políticos.Texto del capítulo solicitado para el librocolectivo, La democracia en AméricaLatina: actualidad y perspectiva, editadopor Pablo González Casanova y MarcosRoitman, que será publicado en Madridbajo los auspicios de la UniversidadComplutense de Madrid y la UniversidadNacional Autónoma de México. Con laanuencia de los editores.Delegatario de la Asamblea NacionalConstituyente de Colombia, y profesordel Instituto de Estudios Políticos yRelaciones Internacionales.